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Una obra que nace a partir de escenas cotidianas y de imágenes que transitan diariamente por la calle: anuncios publicitarios que se encuentran por doquier en la ciudad, en nuestros hogares por medio de la televisión, en las revistas, periódicos, internet…
Imágenes que nos afectan de una u otra manera, creando un prototipo visual artificial, contaminando nuestra mente y creando un patrón mediatizador de consumo, elaborando ideales ficticios a nuestra realidad.
Estamos bombardeados por símbolos a portar: el traje, la corbata, el reloj, el auto, las tarjetas de crédito, la bolsa como símbolos de status, no importa si es falsa u original, lo importante es poseer ese símbolo, pertenecer a esa masa consumista, elitista, aunque sea copiada.
Lo esencial en el individuo se encuentra en plena crisis y la autenticidad es en este caso una condición rarísima que en estos tiempos difícilmente nos resulta inherente. Paradójicamente, lo humanamente sustancial se ha convertido en un lujo extravagante…¿Dónde está? ¿Quién la posee?
Sea entonces esta obra y sus escenas cotidianas… El hombre que corre, El hombre que busca; El hombre nube, El hombre corbata; una mirada más allá de la estética y el color. Una obra que pretende rescatar en un sentido más humano y reflexivo el esfuerzo titánico del hombre posmoderno de recuperarse a sí mismo.